!Se parece a mi tío Oscar!

  Esta semana, quizá más que ninguna otra a lo largo del año, el cine ha estado de actualidad. Así que vamos a comentar los premios del que puede ser el más afamado calvo del mundo, el que en su día a una empleada de la Academia se le asemejó a su tío Oscar.

 

El Kodak Theater volvió u año más a inundarse de limusinas, cámaras, apuros y mujeres embutidas cual butifarra castiza en sus vestidos.

Lo que ya sabrán todos es que la vencedora de la noche fue sin duda Slumdog Millionarie de la que también fue galardonado su director: Danny Boyle, quien logra al fin merecido reconocimiento. Winslet también se lo llevó. Tenemos que hacer obligada referencia a Pe y su humano discurso cuando recibió el galardón.

 

 

Y una vez terminados todas las formalidades relativas al evento vamos a destapar los entresijos de una gala que si bien algunos afortunados pudieron visionar, la gran mayoría tuvo que contentarse con ver pequeñas piezas en informativos o leer escasamente sobre ella. El momento más emotivo fue sin duda cuando fue premiado póstumamente Heath Ledger por su interpretación magistral como el joker de El Caballero Oscuro, que aguanta sin duda alguna la comparación con el que hizo Jack Nicholson. Esto unido al recuerdo de los fallecidos como Paul Newman, Charlton Heston o Sydney Pollack, trajo las lágrimas a los ojos de las estrellas que se aglomeraban en las butacas. Si bien es cierto que más a unas que a otras.

 

Como destacan en el New York Times, eran de esperar estos momentos amargos, así como los dulces proporcinados por las niños venidos de los suburbios de La India que trabajaron en el film Slumdog Millionaire o las excentricidades de Mickey Rourke, quien llevó un collar con la foto de su amado can. Si bien Rourke no pudo salir a dar la nota al recoger el galardón fue Sean Penn, quien al arrebatárselo por su magnífico papel en Milk, trajo esa nota de incomodidad al auditorio al no sólo mencionar los derechos de los homosexuales y la recientemente frustrada proposición 8 en California, sino al hablar de si mismo en términos de renegado, quien al igual que su “hermano” Rourke, tiene un carácter no siempre fácil y agradece todo el apoyo que el jurado le ha estado dando. Hay que recordar que se trata del segundo Oscar de Penn, que ya lo ganó por Mystic River.

 

Sin embargo algo que no era tan de esperar y que ha divido a la crítica al otro lado del Atlántico ha sido el presentador de la ceremonia: el recientemente nombrado Hombre más sexy del mundo Hugh Jackman.  Quién no le ponga cara a este australiano actor curtido en el teatro y ganador de un Tony, que recuerde al Lobezno de X-men, el joven que enamora a Scarlett Johansson en Scoop (bajo las órdenes de Woody Allen), Uno de los magos de El Truco Final, o el reciente partenaire de Nicole Kidman en Australia, película a la que el mismo hacía referencia en uno de sus numerosos y efectivos gags durante la gala

  

Las críticas recibidas son más acerca de la labor del productor Bill Condom, director del Musical Dreamgirls o películas como Dioses y Monstruos o Kinsey, que respecto al trabajo de Jackman, que cantó y bailó sin parar, acompañado en ocasiones por Beyoncé y los jóvenes protagonistas de los taquillazos del año High school musical 3 y Mamma mia.

 

 

El anfitrión no paró de provocar risas ya desde el comienzo de la gala, cuando a costa de la crisis, creó un número en el que de manera casera, casi sin medios, parodiaba efectivamente todas las películas más publicitadas, galardonadas y productivas del año. Condiciones que sin duda no suelen ir de la mano, como el propio Jackman referenció al llegar a la parte de su sketch en el que tocaba tratar la peli de Winslet El Lector, de la que de forma jocosa dijo no saber mofarse de nada porque “no la había visto”. Esto y el momento en que tras un cartón dispuesto con agujeros colocaba su cara a lo que eran las diversas etapas físicas del personaje de Benjamin Button, hicieron que los asistentes acabaran por levantarse de sus asientos hacia el final del sketch.

Como mínimo se puede decir que larga no se hizo, ya que parece imposible que los críticos reconozcan que se divirtieron, ya que lo consideran un “placer culpable”.